El Colgado, El Enamorado, La Fuerza

Yoyiana Ahumada



TIRADA EN FORMA DE CRUZ - EL COLGADO
—El arcano Mayor número doce representa el sacrificio— espetó buscando la mejor y menos dolorosa de las explicaciones.

Cuando esa mujer puso su mano en mi corazón olvidé todos los sueños anteriores. Esos dedos en una mano huesuda vestida de anillos misteriosos me estremecían cada vez que era mi turno para revelar. Nunca pudo terminar de explicarme porque aquel, el del anular, el que me sostuvo por horas —así lo sentí— tenía un compartimiento secreto. Para el veneno supuse, pero nunca obtuve fe de ello.

Esos dedos, el anular y el medio, nunca el dedo de Dios, “para no determinar el destino del consultante”, decía una y otra vez en cada tirada en forma de cruz.

Al colgarse de las ramas del mundo, Odín estaba llevando a cabo un rito mágico. Su propósito era el propio rejuvenecimiento…

Este, el tercero en la jornada de hoy, no entiende de eso, del tarot ni sabe dónde queda Marsella, ni siquiera sabe de sí mismo. Mis manos, amarradas, sujetan las suyas. Preso está en una red invisible, no quiere renunciar a las certezas que aprisionan su vida.

—No es fácil eso de oscilar entre ambos mundos, el interior y el circundante, el logos y la sabiduría. Sosteniendo sobre cualquier soporte donde me han impreso el número 12, marcando un cuatro invertido, pendiendo de un freno, que al revelarse de cara al consultante le dice: “el acto de sacrificio amerita coraje y un acto de fe”. Sacrificio que puede dar frutos o no. El consultante está pasando, o pasará en breve por una dura prueba.

¿Sacrificio? Volver sagrado un acto a través de la renuncia le gritaba mi cara dorada, amarilla, con las manos detrás sosteniendo algo que no quiere mostrar la psique, que no se ha revelado, que no se ha completado ¿Qué escondes allí? Una renuncia, un traspié para tirar hacia delante.

El dedo de la quiromántica Romana me hinca, ya mi estampa luce deslavada. Oscilo, cuelgo, me balanceo y resisto, pero no termino de caer; sería mi muerte, y la posibilidad de transformarme, de transmutar, pero estoy detenido en una gestación que no termina. Soy el consultante en este momento, el hombre no quiere aceptarme dentro de sí, y en la medida que no me recibe, soy un paria, un moñosuelto, un des-pertenecido, un hijo de nadie. Soy el árbol, el assana del yoga, y en mi base que no hace raíz se enrosca una serpiente, la misma del paraíso. Colgado, de un árbol sin hojas, soy purgatorio.

El consultante desnudo, se niega a aceptarme:

—¿De qué habla?

—¡¿Usted atiende a sus sueños?! —repite la cartomántica Romana y sus anillos tintinean mientras hace un birlibirloque con las barajas en busca de algo mejor que decirle a este pobre hombre. —Desprenderse de una piel para vestir otra. Quitarse el peso que lleva encima. ¿No se siente ahogado embutido en ese flux?

El hombre ha enmudecido, quiere seguir adelante pero no avanza, sus pies se han despegado de la tierra y de pronto lo veo hacer una voltereta extraña, se ha colgado del techo, de inmediato su pierna izquierda, la del lado del corazón, la de la sabiduría femenina, se ha cruzado, como en los viejos tiempos cuando demostraba a todos que no estaba ebrio y podía llegar sano y salvo a la casa. Su pregunta ha sido respondida, lo sabe, de su cabeza se desprende un halo amarillo, y su traje rígido de gabardina de lana se ha suavizado en un jubón suelto con unas calzas rojidoradas, sus manos detrás rescatando picardías de otros tiempos. No pregunta, sonríe y mira al vacio. Por fin soy-somos uno. Vamos en camino de completud. Puedo volver a reposar con la cara velada hasta la próxima tirada en cruz.


LOS AMANTES DEBUTANTES

Los amantes
debutantes
empezaron a bailar ayer.
Van girando,
preludiando
la sinfonía del hombre y la mujer


Joan Manuel Serrat


Carta número VI

Afrodita y Hermes, Orfeo y Eurídice, Simón y Manuela, Simone y Jean Paul, mi madre y mi padre, Romeo y Julieta, Servando y Lilita, Marco Antonio y Cleopatra, Cleopatra y Julio César, Diomira y Rodulfo, Lila y José Luis (ADD) (antes del divorcio), Fedor y Tatiana.

Tensión entre los opuestos: él es ying, ella es yang

Lilita: Pero bueno Servando, ¿hasta cuándo vais a estar pegado a ese televisor? ¡Todos los domingos es lo mismo! ¡Ya ni me sacas a pasear ni me compráis flores ni nada!

Servando: ¡Es que para comer en un restaurante con esta pepa e sol, además tu mondonguito me vuelve loco!

Lilita: ¿Me estás diciendo gorda? ¡Yo que me fajo en esa máquina y sudo como el lechón que hace Edelmira tu madre?

Servando: ¿No sois mi gordita linda? ¿La madre de mis cinco muchachos? ¿La piernona?

Lilita: (llorando en estéreo y con aquel calor) ¿Me estáis poniendo la cornamenta? ¡Nunca me habíais dicho piernona!

Él, lo masculino (ardiente, seco y colérico): Azufre, según Trudy Bendayán (ojo, no es la hija de Amador). Ella: Mercurio (femenina, frío, húmedo y flemático). Entonces la Mujer es fuego y el hombre estopa, y viene el diablo y hace el mondongo.

El VI está considerado el número del equilibrio, la reconciliación. Para Pitágoras es el número andrógino. Símbolo del matrimonio. Nada que ver con el delirio que tienen los países ahora de aprobar el matrimonio entre personas de igual sexo. Esta carta encarna la lucha eterna entre los aspectos luminosos y oscuros del ser humano, los revelados y los ocultos.

La explicación de cómo se reconcilian los opuestos y se vuelven un todo. Uno solo, lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre, se debe al siguiente proceso psíquico, donde además intervienen unas sustancias bioquímicas que le quitan toda carga arquetípica al asunto, y que ahora de tanto estudiar el fenómeno del AMOR, se ha llegado a la conclusión de que se produce una suerte de bipolaridad transitoria:

Enamoramiento
A Cleopatra VI Trifena la casaron con su propio hermano que intento darle golpe de Estado y lo logró, tuvo además que pelearse con sus hermanas. La exiliaron a Siria, pero gracias a su unión con Julio César logró recuperar el trono. Tras la muerte de César, cuando Marco Antonio lucha contra los supuestos asesinos —Casio y Marco Bruto— la cita en Tarso (Turquía) para obtener apoyo. Cleo se presenta con las velas púrpura y los remos de plata en una cita presidencial que duró 4 días y sus noches completas, vestida de Afrodita, la diosa griega del Amor. El oficial romano se infatuó y pactaron. Y se enamoraron. Pero estuvieron cuatro años separados, durante los cuales Marco Antonio casose con la hermana del futuro emperador de Roma.


Amor
Cleopatra: “Este hombre huele a campamento de camello, pero si antes este olor me volvía loca y salía a recibirlo agitando las velas y decretaba 4 días de fiesta nacional. ¿Qué me pasa que lo veo tan corriente? ¿Tan igual a todos los oficiales de tropa? ¿Lo estaré dejando de querer?”

“Un apasionado conflictivo enamoramiento es el inicio de un proceso de individuación”. Aquel orgasmo cósmico, de la búsqueda de la mismidad, se alcanza su culmina y desaparece dejándonos en una suerte de “desolación".. Sin ti no podré vivir jamás. Todo se trata del encuentro entre el Animus (masculino) y el Ánima Femenina al “reconocerse” el uno en el otro. Para Cleopatra VI Trifena la proyección de su ánimo positivo sobre Marco Antonio, lo convierte en héroe, salvador, rey, guía espiritual o perfecto amante. Pero cuatro años después aquel olor que erotizó a la reina de Egipto empieza a perturbar las fosas de su prominente órgano nasal.


Simón y Manuela
Si la carta cae de pie: Los amantes debutantes sugieren el principio de una relación, el equilibrio entre los opuestos. El disparo de eros. Decisiones y Elecciones relacionadas con la consulta compartida. Placer sensual. Relación de amor que implica ciertas pruebas. Libertad Emocional. Una relación importante.

De las cartas de Simón a Manuela:

Llegaste de improviso, como siempre. Sonriente. Notoria. Dulce. Eras tú. Te miré. Y la noche fue tuya. Toda. Mis palabras. Mis sonrisas. El viento que respiré y te enviaba en suspiros. El tiempo fue cómplice por el tiempo que alargué el discurso frente al Congreso para verte frente a mí, sin moverte, quieta, mía…

Lila y José Luis (ADD)

Si la carta cae de cabeza: Divorcio seguro. Fracaso ante las pruebas de la vida. Frustración Amorosa. Compulsión Amorosa: carencia de libre albeldrio. Disputas. Cachos. Peleas, devuélveme mi reloj, “yo me quedo con el apartamento”. Inconstancias: “no le habéis depositado a las niñas” Pérdida de Fe. Confusión e Incertidumbre. Psicosis. Fatalidad (I)



FUERZA: CARTA NUMERO VIII

UNA MUJER CON SOMBRERO MIRA AL FRENTE CON UNA MANO ACARICIA AL LEON CON LA OTRA LE ABRE LA BOCA. EL LEON MANSITO PARECIERA QUE LA MIRA. SU CARA NO ES DE QUIEN HA VENCIDO A UN ENEMIGO, SINO DE QUIEN HA DOMESTICADO A UNA FIERA.

PARA UNOS EL TRIUNFO DE LA PSIQUE SOBRE EL INSTINTO. PARA ELLA, LA DOCTORA, UN PROBLEMA DE RIGIDEZ DE DISTANCIA ENTRE EL ALMA Y EL CUERPO DE ANA. ANA ESCINDIDA ENTRE EL DEBER SER DE SU “EDUCACIÓN SENTIMENTAL” Y EL GRITO DE SU SER ENCARNADO EN UNA BELLA MUJER. ANA DE LOS DEMONIOS, QUE LA ATORMENTAN EN LAS NOCHES DE CALOR. PRESA, ATRAPADA EN SÍ MISMA.


—Cuando no soñaba que era una sirena y aparecía en los barcos de los piratas y peor aún en los cruceros de lujo para enloquecer al capitán y estrellar la nave, la tripulación parecía ahogarse y yo me transmutaba en pez y lograba salvarlos. También fui dragón sobrevolando los cielos de la ciudad posándome en las azoteas de los edificios espantando zamuros con mi cálido aliento. ¿Existen las dragonas? En otro sueño era centauro corriendo por la llanura. Fui Medusa y de mi cabeza salían todas las divas: la Jolie, la Hilton, la Uma Thurman, y las misses. ¿Y por qué sueño con animales tan raros?

—Ana —le dijo con paciencia pedagógica—, los animales en los que te conviertes no son el problema. Te transformas en esos animales mitológicos para dejar que tu impulso se libere. Los instintos ciegos no pueden ser rechazados o reprimidos. Has construido un edificio de razones para no contactar con tu cuerpo ¡Quiero que vayas a una playa nudista! Mírate, siempre estás cubierta y atada. Necesitas soltar. Estás absolutamente reprimida.

Ana me mira y me dice:

—¡Yo lo que quiero saber es por qué me salió esta carta invertida!

—Estás débil, te sientes derrotada. Y tienes una paranoia frente a todo aquel que se te acerca. ¿No te das cuenta que hasta tu marido lo pusiste a dormir en otro cuarto?

—Pero es que él se me encima todo el tiempo, anda como un loco diciéndome que quiere estar conmigo. Esas no son cosas de un hombre sensato. Tantas ganas terminan por trastornarlo a uno. Parece un crío corriendo por toda la casa diciéndome que no puede más. Ya somos abuelos para tanta guachafita.

—El asunto que lo tengas a régimen de abstinencia, eso ni mal le hace, si ambos están de acuerdo. Aprender sobre Tantrismo es estupendo, pero no es normal tanta desmotivación sexual tuya con tu pareja. Y sobre todo en que te flageles de esa forma. ¿Te acuerdas el sueño que me contaste la otra vez, aquel donde te perseguía un minotauro y una voz que decía “ ¡La cabeza, quiero su cabeza!” ¡Quiere tu cabeza porque ahí está el control, el centro de operaciones de tu represión mujer! El Minotauro, hijo de Pasifae y un toro, vivía en un laberinto y devoraba carne humana. Teseo lo mató porque Ariadna le dio la pista para escapar. Tienes extraviado el hilo.

Ana toma la carta entre sus manos. Y cierra los ojos. Los abre. Calmada describe el naipe. La mujer tiene un sombrero de ala ancha con forma de ocho acostado como dice mi abuela. Su mano está dentro de las fauces de la fiera y no parece tener miedo. Se siente a gusto.

Ana me mira y sonríe, se desprende de su chaqueta, luego de su camisa y se queda con una franela apenas. Se tapa avergonzada y la doctora la pone de pie frente al espejo.

—¿Y si la carta saliera derecha la próxima vez?

—Será porque te atreves a reconocer tus pasiones, mostrar confianza, y permitir que las cosas sucedan. ¡Escucha tu cuerpo y sobre todo ábrele la puerta a tu marido! No tomes más pastillas. Dale alegría a ese cuerpo y olvídate de ese horrendo uniforme de “Las hijas de María” que el limbo ya no existe, Dios no está de moda y un poco de relajo no le hace daño a nadie. Hasta la próxima y quiero que a la siguiente cita vengas con una minifalda, y si es posible que sueñes que tu marido es Zeus y tu Leda, convertida en cisne y pegando graznidos de placer.


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(I) De Bendayan O Trudy: Anima Mundi/ Un recorrido por los Arquetipos a través de los Mitos, sueños y Tarot.

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